Sus Inicios...

 

Ischigualasto (nombre recibido por una antigua estancia del área) comenzó a ser explotado de manera institucional y sistemática desde la segunda mitad del siglo XIX. Hacia 1870 comenzaron a realizarse en el área una serie de expediciones en busca de yacimientos de carbón de piedra, en el marco de una ley de promoción del presidente Sarmiento (Ley N°448). Este tipo de exploraciones se extendieron por varias décadas, prácticamente hasta fines de la Segunda Guerra Mundial, motivados por ampliar el conocimiento sobre la geología del área y por encontrar nuevas fuentes de recursos energéticos.

En el marco de esas campañas geológicas se empezaron a identificar y relevar huellas y restos fósiles y, con ello, a distinguirse la riqueza paleontólogica del área. El geólogo R. Rigal identifico una serie de huellas fósiles en el lugar que luego se denominaría, por ese motivo, Los rastros. El biólogo Frenguelli, a su vez, descubrió un conjunto de restos vertebrados que se convertiría luego en el primer registro en Argentina de reptiles fósiles del Triásico. A partir de la difusión de estos relevamientos se realizó en 1958 la primera expedición al área de carácter estrictamente paleontológico. Ese mismo año se realzó otra expedición encabezada por O. Reig, de la universidad de Tucumán, que se descubrió el primer dinosaurio del área, el Herresaurus ischigualastensis. De esta manera, la exploración paleontológica fue adquiriendo protagonismo y incrementandose a lo largo de las décadas siguientes por parte de diversas instituciones, tanto nacionales como internacionales.

A causa  de notoriedad científica que iban adquiriendo los materiales paleontológicos de Ischigualasto, se crea en 1971 el Parque Natural homónimo. A partir de entonces, la investigación y exploración están bajo el control de la provincia y los fósiles recolectados en esos yacimientos son depositados en el Museo de Ciencias Naturales de la Universidad Nacional de San Juan. Uno de los hallazos más importantes del Museo fue en el año 1991, que se encontro el dinosaurio más primitivo que se conoce en la actualidad, el Eoraptor lunensis.

También se empezó a valorizar el turismo del "Valle de la Luna" (llamada de esa forma por una cobertura peridística de un diario provincial sobre la expedición de Romer en el año 1958). En esto se destacan las geoformas como rasgo más atractivos para los turistas.


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